martes, 21 de octubre de 2008

UN PARAGUAYO TRIUNFADOR


"Nunca se es profeta en propia tierra", tal vez fue la frase que más escuchó cuando este paraguayo se convirtió en un prestigioso profesional en el Brasil. Hoy, Julio César Saucedo Mariño es un importante cirujano cardiovascular, además de profesor de la Universidad de São Paulo y médico del plantel del Hospital Sirio Libanés de dicha ciudad brasilera. El éxito profesional y personal es parte del frondoso currículum del doctor Saucedo Mariño, un caapuqueño que se alejó de sus raíces hace 41 años para ir en busca de mejores horizontes al país vecino... y lo logró. "Quizás no hubiera tomado esa decisión. Pero un acontecimiento ingrato a mis recuerdos lo precipitó", relata recordando las circunstancias que en aquel momento de su vida, estuvieron a punto de hacerle perder las esperanzas de estudiar y convertirse en médico. Al terminar la secundaria en el CNC, había reunido los mejores puntajes para ser admitido como estudiante de la carrera de Medicina en la Universidad Nacional de nuestro país. Pero, las autoridades académicas de entonces del Colegio Nacional de la Capital no lo permitieron, alegando que ese muchacho, aunque excelente estudiante, "era del interior" y por lo tanto, sospechaban que no estaba "capacitado" para ser universitario. "Ocurría que los mejores egresados tenían derecho a acceder directamente a la universidad --nos explica-- "A mí me lo negaron y le dieron el lugar a un familiar de un miembro del entorno político de aquella época".
Nacido en Caapucú, hijo de una educadora y un tropero, conoció los avatares de la vida desde temprana edad. "Adonde mi madre era designada para cumplir con sus tareas de educadora, mis hermanos y yo la acompañábamos para realizar nuestros estudios. El secundario lo hice en Asunción, en el CNC y de allí fui al Brasil. Tenía conocimientos de la prestigiosa Universidad de Medicina de São Paulo, y me inscribí a través de un convenio cultural en Paraguay y Brasil que ofrecía 6 vacancias. Fueron años de sacrificio y entrega a la profesión, donde todo tenía en contra, hasta el idioma", añade el médico que es especialista en cirugía cardiovascular y único extranjero integrante del plantel de profesores de la facultad paulista y del Hospital Sirio Libanés. Allí trabaja intensamente y atiende en consultas a centenares de pacientes provenientes de distintos puntos del Brasil y de países vecinos, incluido el Paraguay.
Fiel a su amor por el campo y los animales, adquirió en Villa Florida-Misiones, una estancia a la que denominó "Don Salvador", en honor a su padre. En ella se dedica a su otra pasión: los caballos andaluces. Estos fueron traídos de sus aras de São Paulo, donde se encuentran varios ejemplares, además de cuartos de milla. "Siempre pensé en invertir en mi país de origen, a pesar de la crisis, de la impunidad y las iniquidades que se cometieron y que arrastraron al Paraguay en las condiciones en que está. Pero confío en la nueva gestión y creo que así como Brasil está saliendo adelante, nosotros lo haremos. Después de llegar al fondo del pozo, lo único que resta es buscar la salida". También nos confiesa que tiene otros amores en su vida: especialmente la música, que quiere tanto como para tomar clases de guitarra, para perfeccionar sus conocimientos sobre ese instrumento que siempre tocó de oído. Una muestra más sobre la personalidad del doctor, quien no deja de esforzarse para aprender y no se deja vencer por los obstáculos.

REVISTA DEL DIARIO NOTICIAS DOMINGO 27 DE JULIO DEL 2003

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