martes, 23 de septiembre de 2008

Un mensaje a Garcia

UN MENSAJE A GARCIA
Elbert Hubbard
(1856 - 1915). Filósofo y escritor estadounidense cuya obra más famosa quizás sea Mensaje a García.

HISTÓRICO
Esta insignificancia literaria – MENSAJE A GARCIA – yo lo escribí una noche, después de cenar, en sólo una hora.
Fue el 22 de febrero de 1899, aniversario natalicio de WASHINGTON, y el número de marzo de nuestra revista estaba preparada como para salir de la prensa.
Yo me encontraba con disposición de escribir, y el articulo brotó espontaneo de mi corazón, redactado como fue después de un día afanoso durante el cual yo estaba procurando convencer a algunos rebeldes moradores que debían de salir del estado de pereza en que vivían, me esforcé por infundirles renovando esfuerzos de acción.
La idea original, entre tanto, me vino de un pequeño argumento, expuesto por mi hijo BERT, cuando tomábamos café, y fue cuando el sostenía que fue ROWAN el verdadero héroe de la Guerra de Cuba.
ROWAN se lanzó a la calle, solo, y lleno de coraje para llevar el recado, llevó el MENSAJE A GARCIA.
Yo me dije a mí mismo:
- El muchacho tiene razón. El héroe es aquel que se responsabiliza del recado – que lleva el MENSAJE A GARCIA.
- Me levanté de la mesa y escribí decididamente, MENSAJE A GARCIA:
Sin embargo, di tan poca importancia a este artículo, que hasta fue publicado en la Revista sin ningún título.
Poco después de haber salido la edición de la prensa, comenzaron a aumentar pedidos para ejemplares adicionales del número de marzo de la Revista: una docena, cincuenta, cien, mil ejemplares.
Extrañado por el inusual interés, pregunté a uno de mis auxiliares cual fue el artículo que había alcanzado tanto suceso, a lo que me respondió:
- Ese del “GARCIA”.
El Director de una ferroviaria imprimió en forma de folleto y distribuyó millares. Cerca de doscientas revistas y diarios reprodujeron. Ha sido traducido en casi todas las lenguas habladas en el mundo.
El Director de una estación de ferrocarril hizo llegar a sus miles de funcionarios el mismo artículo.
Durante la guerra entre Rusia y Japón, fue entregado un ejemplar del “MENSAJE A GARCIA” a cada soldado ruso que se disponía para ir al frente.
Los japoneses, al encontrar el librito en manos de los prisioneros rusos, llegaron a la conclusión de que había de ser cosa buena y no tardaron en dar también a los japoneses.
Por orden del Micado, fue distribuido un ejemplar a cada funcionario, civil o militar, del Gobierno Japonés.
Por encima de cuarenta millones de ejemplares de MENSAJE A GARCIA han sido impresos, lo que es, sin duda, la mayor circulación jamás alcanzada por ningún trabajo literario durante la vida del autor, gracias a una serie de circunstancias felices.

¿Y QUE ES LO QUE DICE LA TRADICIÓN?
En todo este caso cubano, un hombre se destaca en el horizonte de mi memoria.
Cuando comenzó la guerra entre España y los Estados Unidos, lo que importaba a estos era comunicarse rápidamente con el jefe de los rebeldes, GARCIA, en el interior del pueblo cubano, pero sin que se pudiese precisar exactamente dónde.
Era posible comunicarse con él por el correo o por telegrama. Pero el Presidente tenía que tratar de asegurarse de su colaboración, y esto cuanto antes. ¿Que hacer?
Alguien recordó al Presidente:
- Hay un hombre, llamado ROWAN. Y, si existe alguna persona que es capaz de encontrar a GARCIA, ha de ser ROWAN.
ROWAN fue traído en presencia del Presidente, que le confió una carta, con la intención de que le entregue a GARCIA.
De cómo este hombre, ROWAN, tomó la carta, metió en un paquete impermeable, la puso sobre el pecho y, después de cuatro días, saltó de un barco sin cobertura, a la noche, en las costas de Cuba; de cómo se introdujo en el lugar, para surgir, después de tres semanas, del otro lado de la isla, teniendo que atravesar a pie una país hostil y entregar la carta a GARCIA, son cosas que no vienen al caso narrar aquí detalladamente.
El punto que deseo resaltar es éste:
MAC KINLEY dio a ROWAN una carta para ser entregada a GARCIA. ROWAN agarró la carta y ni siquiera preguntó: “Dónde es que está él?
He ahí un hombre cuyo busto merecería ser fundido en bronce imperecedero y su estatua colocada en cada escuela del país.
No es de sabiduría libresca que la juventud precisa, ni de instrucción sobre esto o aquello. Ella precisa, si, de un endurecimiento de las vértebras, a fin de mostrarse fiel en el ejercicio de un cargo: a fin de llevar UN MENSAJE A GARCIA.
El General GARCIA ya no es de este mundo, más hay otros Garcias.
Ningún hombre, que se haya empeñado en llevar adelante una empresa, en que la ayuda de muchos se torna necesaria, ha logrado evitar momentos angustiantes del desespero ante la inhabilidad, o la falta de disposición para concentrar la mente en una determinada cosa, y hacerla.
Asistencia irregular, desatención tonta, indiferencia irritante y trabajo mal hecho parecen ser la regla general.
Nadie puede ser verdaderamente bien sucedido, salvo lanzando manos de todos los medios a su alcance, quiere de la fuerza, quiere del soborno, para obligar a otros hombres a prestarle ayuda.
Amigo Lector, tu mismo puedes hacer la prueba. Estas sentado en tu escritorio, rodeado de media docena e empleados.
Pues bien: llamado a una de ellos y pídele:
- ¿Quiere tener la bondad de consultar la Enciclopedia y traerme una descripción sobre la vida de BOLIVAR?
Se da el caso de que tu auxiliar te dice calmadamente:
- ¿Si, señor, y ejecutar lo que le pidió?
- ¿Nada de eso !!! Te mirará perplejo y distraído, para hacer una de las siguientes preguntas:
- ¿Y quién es él?
- ¿Qué enciclopedia?
¿Fui acaso contratado para hacer esto?
¿Y si Carlos lo hiciese?
¿El ya murió?
¿Precisa con urgencia?
¿No será mejor que trajera el libro, para que usted mismo busque lo que necesita?
¿Para que quiere saber eso?

Y apuesto diez contra uno que, después de haber respondido todas las preguntas, explicado la manera de lograr los datos pedidos y la razón del porque necesitas de ellos, tu empleado irá a pedir a un compañero que lo auxilie.
¿Será posible confiarse a un hombre así una carta para que la entregue a GARCIA?
En los últimos tiempos, hemos oído muchas expresiones sentimentales, externando simpatía para con los pobres, que se esfuerzan de sol a sol y para con os infelices desempleados por la falta de trabajo honesto. Todo eso viene casi siempre acompañado de muchas palabras duras contra los hombres que están en el poder.
Nada se dice del patrón que envejece antes de tiempo, en un frustrado esfuerzo para amargar eternos disgustos y ver descontentos a trabajar inconcientemente.
Nada se dice de su larga y paciente búsqueda de empleados, que, normalmente, nada más hacen que “matar el tiempo”, tan pronto el patrón vuelve las espaldas.
No hay Empresa que no esté despidiendo personal que se muestre incapaz de celar por sus intereses, a fin de sustituirlos por otros más aptos.
Este proceso de escoger por eliminación se opera incesantemente en tiempo de prosperidad, como en tiempo adverso, con la sola diferencia de que, cuando los tiempos son malos y el trabajo escasea, la selección se hace más escrupulosamente, poniendo afuera, para siempre, a los incompetentes y a los inaprovechables, que quedan desempleado para morir de hambre en las miseria.
Es la ley de la sobrevivencia del más apto. Cada patrón, en su propio interés, trata solamente de guardar los mejores – aquellos que pueden llevar UN MENSAJE A GARCIA.
Conozco un hombre de aptitudes realmente brillantes, pero sin la fibra necesaria para dirigir un negocio propio, y que además se torna completamente inútil para cualquier otra persona, debido a la sospecha insana que constantemente abriga de que su patrón le está oprimiendo, o tienda a oprimirlo.
Sin poder mandar, no tolera que alguien lo mande. Si le fuese confiado UN MENSAJE A GARCIA, respondería probablemente:
- Llévelo usted mismo.
Hoy este hombre ambula errante por las calles, en busca de trabajo, ya casi en el umbral de la miseria. Nadie que lo conozca se aventura a darle trabajo, porque es la personificación del descontento.
Sé que un individuo moralmente dañado, como éste, no es menos digno de compasión del que está físicamente dañado.
Por lo tanto, en ésta manifestación de piedad, viertamos también una lágrima por los hombres que se esfuerzan por llevar adelante una gran empresa, cuyas horas de trabajo no son limitadas por el ruido del silbato y cuyos cabellos están prematuramente encanecidos, en la incesante lucha en que están empañados contra la indiferencia desdeñosa contra la imbecilidad y contra la ingratitud atroz, justamente de aquellos que, sin su espíritu emprendedor, andarían hambrientos y sin hogar.
¿Puede darse el caso de que haya pintado la situación en colores demasiados fuertes? Puede ser que si.
Pero, cuando todo el mundo se presta a divagaciones, quiero lanzar una palabra de simpatía al hombre que imprime éxito a un emprendimiento, al hombre que, sabe dirigir y coordinar los esfuerzos de los otros, y que talvez verifique, después el triunfo, que nada ganó, nada, salvo su mera subsistencia.
También cargué marmitas y trabajé de jardinero, como también he sido patrón.
Sé, por lo tanto, que algunas cosas se pueden hacer de ambos lados.
No hay excelencia en la pobreza, solo por sí misma: persona andrajosa no sirve de recomendación; no todos los patrones son gananciosos y tiranos, de la misma forma que ni todos los pobres son virtuosos.
Todas mis simpatías pertenecen al hombre que trabaja concientemente, sea o no patrón.
Y el hombre que, al serle confiada una carta para GARCIA; tranquilamente la lleva, sin hacer preguntas idiotas y sin la intensión oculta de tirarla en la primera sargueta que encuentre, o practicar otro hecho que no sea entregarla al destinatario, este hombre nunca queda encostado, no tiene que declarar huelga, para obtener un aumento de ordenado.
La civilización busca, ansiosa e insistentemente, hombres en estas condiciones. Todo lo que ese hombre solicite, sucederá.
Se necesita de él en cada ciudad, en cada pueblo, en cada tienda fabrica o en cada despensa.
El grito del mundo entero prácticamente se reme en esto:
- Se precisa - y se precisa con urgencia - de un hombre capaz de llevar UN MENSAJE A GARCIA.
Es esto, amigo lector, lo que significa MENSAJE A GARCIA.
Es la voluntad firme de cumplir las misiones que nos piden sin fallecimientos.
Si supiéramos realizar antes de criticar, tendremos construido mucho para nosotros mismos y para el bien de la propia humanidad.
Existen, en la esfera de las atribuciones de cada uno, muchos MENSAJES A GARCIA.
Comprometiéndonos a llevarlas a término, sin la disculpa de tropiezos tontos.
Venzamos los obstáculos y lleguemos al fin.

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